Las evaluaciones genéticas tradicionales han predicho muchos aspectos de cómo será el desempeño del animal. El mejoramiento genético ha llevado a una productividad más alta conforme los productores lecheros han apareado continuamente sus mejores hembras con sus mejores toros, con la esperanza de producir progenie con genética y potencial productivo grandiosos.

A través del tiempo, una mejor información ha reducido el riesgo de grandes errores en la selección genética. La selección de sementales le ha dado la posibilidad de un progreso genético fenomenal, permitiendo que se use un toro como padre de cientos, o aún, miles de crías. Esto permitió que la industria aprendiera mucho del impacto de los sementales y su habilidad para transmitir genes a sus crías.

Mucha menos información está disponible en relación con la contribución del potencial genético de una vaca individual. A diferencia de la IA con sementales, las hembras comerciales tienen pocas crías y pocos registros de producción a lo largo de su vida. Como la mayoría de la selección se ha hecho en el pedigrí del lado de los toros, queda oportunidad en la población de las hembras para un progreso genético rápido.